23/2/08

MITOS Y LEYENDAS

"Si te diera el viento..."


Hay quien dice que es cierto, y por eso, ya no lo hace.
Hay quien dice que al primo de un amigo le pasó, y no se le fue nunca más.
Pero yo siempre tuve mis dudas...

La historia me la contó mi abuela. Como ya se sabe, los mitos pasan de boca en boca, y es muy probable que su relato se modifique. Por eso, yo voy a transcribir lo que mi abuela no se cansa de repetir:

La historia me la contó doña Hortensia (la criada de mi nona) cuando yo era chica. Y que a su vez, Hortensia lo había aprendido de su madre. Ella, me contaba que, hace mucho tiempo cuando iba al colegio, tenía una amiga que lo conoció, y era cierto. El chico... era bizco.

Se trata nada más y nada menos que del hijo de Iñigo Chivilcoy -Pionero y destacadísimo jugador de Pelota Vasca, allá por los años 1820, en Berrotarán (Provincia de Córdoba)-. Antonito Chivilcoy (quien dará origen al mito, según Hortensia), habituaba con fervorosa pasión, en su corta edad, asistir a los partidos que disputaba su padre.

Un día pasó lo inevitable.
Antonito sabía que no era un día cualquiera, ese domingo su padre, disputaría el torneo nacional. Como cada domingo, Antonito ocupaba el primer lugar entre la multitud. Diez minutos de partido. Una pelota rápida como el viento. Antonito distraído...

La ceguera le duró pocos días, pero inevitablemente, los ojos le quedaron cruzados. Ese año, comenzaba el colegio con muchísimos niños. Todos de entre 6 y 7 años, edad ya se sabe, muy cruel en la vida de cualquier persona; más aún para un niño bisojo.

Una infancia atormentada, por las burlas de sus crueles compañeros. Una adolescencia marcada por la indiferencia de las mujeres.
Como terapia dedicó toda su vida a seguir los pasos de su padre en el deporte. Definitivamente algo tenía su desgraciada vida con las pelotas de goma, porque a sus 25 años, una tarde de campeonato, a mitad del partido, una bola engañosa volvió a oscurecerle el paisaje a Antonito Chivilcoy. Esta vez fue para siempre.
Cuentan que todos, esa tarde de domingo, vieron cómo se elevaba Antonito sobre al cancha, y les prometía con una risa macabra, que cuidaran muy bien a todos sus seres queridos, porque si alguno cruzaba los ojos, él mismo iría rápido como el viento y los dejaría así para siempre.

Esta historia circuló mucho tiempo por todas las canchas de Pelota Vasca del país. Pero en algún año que se puso de moda el deporte, el mito comenzó a divulgarse hasta quedar en boca de todos.


Hasta aquí el relato de mi abuela. Yo, si bien demuestro cierta indiferencia a la veracidad del relato cuando ella lo cuenta, desde la primera vez, siempre que jugando cruzo los ojos, lo hago solo por unos segundos. Por miedo, sí: a que venga un viento y me deje así para siempre.

S.M.

19/2/08

De lo que nunca seremos.

Quería compartir con toda la comunidad lectora este cuento. La autora: Ana María Shua. Libro: Botánica del Caos. Son cuentos cortos (microficción). Esta vez, relacionado con la temática: lo que nunca seremos.

LO QUE PUDO SER.

A ella le hubiera gustado su nariz porque parecía tallada con un cuchillo viejo, un poco desafilado, que no servía para tallar. A él le hubiera gustado cognac. De ella le hubiera gustado las tetas y la forma de mirar, fuerte y distraída al mismo tiempo, como si desafiara a una persona invisible o ausente. Pero como no eran personajes de la misma historia, nunca llegaron a conocerse. Vaya a saber usted los amores que nos perdemos cada día por culpa de nuestro autor.

18/2/08

Simplemente Gladys.


GLADYS.
La que es alegre.
De origen galés.
Variante: Gladis.
Características:Es sensible, racional y no se muestra tal cual es hasta entrar en confianza.Se interesa por lo que le pasa a los demás y siempre está dispuesta a ayudar si alguien la necesita.



Te cuento un poco mas de Gladys...

Tiene 4 hijos, el más grande está en España, viviendo de lo que encuentra (eso la lastima un poco).

Ella siempre quiso seguir danzas árabes y estudiar inglés, pero primero su madre (luego su marido), entre los dos le frustraban todos los proyectos con frases como: "pero... para qué!?".

Era tan buena de joven, que se llevaba bien con todo el mundo. Pero eso le costó el enamoramiento de Ramiro. Un chico desconfiado, que contaba chistes muy desubicados, y siempre pedía sambayón y pistacho... pobre de Gladis... en mm ya sabemos qué clase de gente pide sambayón.

Su casamiento no fue lo que ella esperaba, aunque eso lo supo 20 años después, cuando recordaba que su marido la llevó de luna de miel a pescar a Embalse. Sin resentimientos, había pasado esos 20 años soñando que todo había sido fabuloso. Pero claro, el pelo se le caía, cada vez que encontraba a su marido ebrio, mirando "Cuestión de Peso".

Ella necesitaba algo, un cambio radical. Le propuso a Ramiro hacer un viaje, pero su marido se negó, justificándose que para qué ir a Europa, si tenemos parientes en Las Toninas.

Gladys: La que es alegre. La que soporta...

Nunca estuvo tan alegre desde que se divorció el año pasado. Increíblemente mando a todos sus seres queridos a la mismísima mierda, hizo un grupo de mujeres solas, y ahora se juntan todos los jueves a jugar a las cartas.

Solo ahora, se siente bien. Solo ahora comienza a realizarse como mujer. Solo ahora que sale con un amigo de su hijo, es la mujer que toda su vida quiso ser.
S.M.

15/2/08

Textos sobre la marcha: La Terminal.

Terminal de Córdoba I

Le dije a la mona que le iba a mandar lo antes posible algo de la terminal (nada que ver con la pelicula de Tom Hanks) sino la terminal de Cordoba.La terminal es el tema de hoy.Si alguna vez estuviste en Telemanias, sabes a lo que me refiero, sobre todo si tenes un corazon lo suficientemente sensiblon para entenderlo.El palacio Kisht.El banquete de Darwin.El unico lugar del mundo, donde San Cayetano posa para la foto abrazado a Maradona, Maradona tiene la camiseta de Boca, Cayetano tiene la de Union San Vicente, abajo de la foto, viene un poema de Machado, mas abajo viene un juego de peines, mas abajo un auto a control remoto, mas abajo, el sacacorchos del angelito, cuyo pito es el tirabuzon.He visto cuadros de la ultima cena, con un dispositivo que si lo enchufas, a Jesus se le aparecen un monton de luces alrededor del marullo, muy navideno, muy terminal.En la terminal de Cordoba aun rezamos a Jesucristo, en la terminal de Cordoba, aun conseguimos cassettes. Asi, con dos "s" ss.La terminal de Cordoba esta embrujada, por las vertebras aplastadas de sus trabajadores, miembros del convenio laboral de empleados de comercio.La terminal de Corodoba aun esta emocionada, por la novia que antes de casarse fue a sacarse unas fotos a Patio Bus, el comedor que queda o quedaba en el piso de arriba.La terminal aun esta llorando porque vio despedirse a Ingrid Bergman de Humprey Bogart, en la plataforma 14.Uno de ellos se qudaba, el otro arrancaba, cuando arranca un colectivo de la cotap (permitanme pensar que aun existe) no sabes si se mueve el colectivo que esta al lado, o es el tuyo el que ya esta en movimiento.Me tome el lechero pienso, voy a tener un viaje largo.Es el mio, el que se mueve es mi colectivo.Es un momento magico. Embrujado por los vidrios templados que separan la realidad de los que se quedan, de los que se van.En una esquina de la parte de abajo compran pelo, creo que pagan ciento cincuenta mangos si tenes el pelo largo y sano. Me genera asquito / me fascina.Las letras, la cultura, la formacion pasa por la terminal. Deberia ser una materia obligatoria del primario de nuestros ninos cordobeses. Matematica, lenguaje, cs. naturales, cs. sociales, terminal de omnibus.Es el palacio de los pobres / es el palacio de los ricos.Amo la grasa del piso granate, del cemento bruto. Con lo que pesa la terminal de Cordoba construirian tres o cuatro terminales nuevas.Cuando era nino y pasaba por arriba, creia que ese semicirculo naranja era el Chateau.Hace tiempo que no veo a mi mama, la ultima vez que la vi, fue en la terminal, las recuerdo todos los dias. Recuerdo mis paseos por el templo del comercio.Recuero que una vez estaba cruzando el nudo, desojando una margarita, pensando si Cordoba me quiere o no me quiere / a veces me quiere / a veces no me quiere / desojar la margarita es la unica manera objetiva que tengo de saberlo.Amor: Espero que ahora entiendas porque a veces estoy de buen humor / y a veces no.

Textos sobre la marcha: La Terminal.





Ni ingeniero, ni doctor, quiero ser JONATHAN CRISTIAN GARAY.




Hace un tiempo que, muy temprano en las mañanas -en mi eterna caminata al trabajo- un sujeto despierta mi atención.
En su bicicleta de paseo color verde agua, pedalea por Bv. Guzmán. Viste una camisa turquesa, que desentona con su campera de cuero marrón; unos jeans gastados por el tiempo, y unas zapatillas símil Adidas grises (muy bien lavadas). Pelo negro engominado, cejas muy prominentes y unos bigotes bien gruesos. Todos los días esboza una sonrisa permanente como si supiera que siempre va a llegar temprano. Esa expresión de felicidad inmortal me deja perplejo, intrigado.
Acaso por instinto, acaso por curioso, esta mañana lo seguí.
No me costó mucho alcanzar con un cauteloso trote, ese pedalear pausado. Por suerte para mi estado de salud, sólo fueron un par de cuadras: el sujeto, luego de atar su bici con candado, saludar a un guardia, a un taxista y a la chica que ofrece perfumes en la puerta, entró.
La casa de las despedidas, de las bienvenidas; de los encuentros y desencuentros; de los comienzos y finales, tristes y felices.
Alfajores para una tía, mates de recuerdo, casettes de Sergio Denis, alicates con la difunta Correa, un gauchito gil que cambia de color con el tiempo, unos canarios que CASI pasan por reales. Ropa interior con la inscripción: “abierto las 24 hs”, un súperman, un MP4, chascos... un push up, un telar de boinas, plantillas para borceguíes, una calcomanía del “che” otra de Rodrigo, los Power Rangers, un DVD, un sega, la Biblia de San la muerte, escarpines, relojes, pistolas de agua, disquetes, desodorante (de bola, aerosol, crema...), remeras de rock, flores artificiales, infinidad de juguetes que algo hacen...
Nunca había entrado a La Terminal, jamás había visto tantísimos estímulos juntos. Enceguecido por la deslumbrante cantidad de ofertas, pierdo el rastro del simpático hombrecillo que estaba persiguiendo. Lo busqué por toda la planta baja, escaleras mecánicas de por medio, lo busqué por el segundo piso también, sin éxito.
El hecho es que no pude dar con el sujeto, preguntarle a que se debe su felicidad eterna, eso me produjo cierta angustia. Me dejo llevar por mis penas. Para evitar que tanto esfuerzo haya sido en vano, me compro un mono que da la mortal atrás cuando uno le da cuerdas.
Solo tres vueltas del mono bastaron. Mi angustia se transformo en una pequeña dosis de felicidad que poco a poco iba llenándome de ganas de sonreír.
Contemplando al milagroso mono, levanto la cabeza y con una sonrisa fija, hago un paneo en cámara lenta, para apreciar la totalidad de ese lugar fantástico.
Hice foco sobre la multitud, y ahí venía. Era nuestro amigo. Sin abandonar su actitud positiva frente a la vida, vistiendo un uniforme verde oliva -con el logo de la Terminal en el pecho- abría la multitud (cual Moisés por el mar Rojo), utilizando un ancho lampazo. Esa imagen me bastó para comprender esa sonrisa, y contagiarme de la tan buscada "felicidad indestructible"
Quien pudiera pasar día y noche en la Terminal. Nada menos que manteniendo limpio y ordenado ese templo misterioso, para que algún visitante pueda conmoverse, descubriendo que la felicidad está en un mono que hace la mortal.

S.M.