Mi cumple
Lo que más me atrae de mis cumpleaños es la calidad y variedad de los invitados.
Una “salpicón” se condimenta todos los 24 de septiembre, y aunque previsto, jamás pensé que iba a terminar hablando de “qué tengo en el culo para que me duela tanto” con
Al principio, siete invitados, algunas bebidas frescas, unos santuchitos de jamón y queso, globos, Hilda Lizarazu en volumen tres… todo hacía pensar que la noche sería tranquila, sin mayores sobresaltos como el del año pasado, que mi abuela pedía, haciéndose la loca, que un voluntario le cambie los pañales. Hoy no. Hoy, comentaríamos los vaivenes de nuestras vidas, nos daríamos consejos sobre como encausar mejor nuestros proyectos, hablaríamos de las andanzas de
En las películas de suspenso, las primeras escenas son para generar un clima: gente feliz, con una vida realizada, sin nada que las altere, hasta que aparece el loco con el hacha tratando de atacar a la nena de trenzas que se defiende con su peluche. Bueno, pensaba que esa noche la formalidad duraría hasta el final, y que ningún espectador se tensionaría en medio de la película. Por suerte me equivocaba.
Mi abuela, empezó la función, preguntando desde la cocina si el té de coca era droga porque se estaba preparando uno. Ahí empecé a sentir cosquillas en la panza, presentía una fiesta algo más parecida a mi cumpleaños.
Se sentó a la mesa con su té de coca, a contarnos las picardías que le hacía a mi abuelo, y las cosas que ahora, hacía con su “amigovio” y sus compañeras de Canasta.
Un dramaturgo borracho, advirtió que en ese momento, la obra debía variar sus personajes: tres sucesores de San Francisco tocaron el timbre de mi casa, demostrando con su alegría que estaban cagados de hambre y querían ser parte del festín, no como franciscanos, sino como invitados al cumpleaños.
Es sorprendente, (y esto es lo que más me gusta de invitar a gente que ni se juna), cómo en presencia de desconocidos, todos comienzan a cambiarse los disfraces y a mostrar otras caretas. Más aun si se trata de alguien tan controversial como un sacerdote y sus discípulos, y mi nona.
Bastó que el cura entrara por la puerta, para que mi nona improvisara (muy a las apuradas) con papel crepé y brillantina, una aureola que legitimaba su previo paso al paraíso.
Insoportable, me gritaba: “¡cómo me vas a hacer tomar un té de droga, adelante del padrecito, en qué estabas pensando!”
Por suerte los chicos están entrenados, y saben a qué darle importancia en un cumple, donde hay pizzas, panchos, cerveza, y una abuela con unas ganas locas de mostrar que sí es digna de cruzar al otro lado por las puertas doradas.
Otra vez, y como si un dramaturgo, fumando un espiral, escribiera Mi Cumple: En medio de ese tornado de personajes diversos, hicieron presencia los chicos del barrio.
El equipo de
Así fue como entre los baños de asiento en té de malva, la peregrinación a San Roque, anécdotas sobre la posibilidad de haber sido violado por El Capocha, la sorpresa de Alcides ante el vocabulario jovial de mi nona, muchos panchos, cerveza, gaseosa, gelatina y chocotorta… la noche, como todos los 24/9, volvió a ser la ensalada de frutas que yo tanto esperaba.
Esperemos se repita pronto y estés ahí.
4 comentarios:
Dios! Cómo me pude perder esa fiesta???. Decile a tu abuela que con o sin pedazo de cielo ganado, se ve que no la pasa mal.
Me encantó el relato
¡Hola Manuss! si, la nona quiere tocar el arpa con el tridente jeje je, yo le mando tu comentario.
Tendrás que formar parte del elenco el año que viene, sin falta...
¡Un abrazo!
Santi.
Hey mona, una mas de las cosas que me pierdo porno star. Ademas de las egnes y acentos que no puedo hacer, no estar la fiesta de tu cola me apena. Espero estar la proxima vez, y me gusto un chingo como escribiste
¡¡Oxidado rústico!! Ciertamente uno se pierde algunas cosas, y estoy seguro que, de haber estado te hubieras tirado los mejores chistes a la condición de mi culo.
Pero a la bosta la nostalgia, seguí disfrutando la escritura sin acentos, sin eñes y con muchas k, ya habrá tiempo para luchar con la vela en el medio de Los Molinos.
¡Un abrazo, Rústico!
¡Gracias por pasar!
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