22/12/08

Ojos que no ven, corazón contento.

-“Amigo, si quiere, antes de cerrar, le lleno la copa y me lo cuenta de nuevo.”

-“¡Cómo olvidarla! Fue la mejor tarde de mi vida. Increíblemente, los dos teníamos el mismo número que salió ganador de una vuelta en el crucero. Compartimos el premio.

¡Eran tantas coincidencias!: Que ella nació en Sarmiento y Alvear, y yo a dos cuadras. Que cuando no quiere cocinar, visita a sus amigos, y yo lo mismo. Que le encanta el arroz con leche y un toque de canela... a mí también. Si hasta su abuela, tía y hermana tenían los mismos nombres (en femenino) que mi abuelo, tío y hermano. No lo podíamos creer.

Si Sócrates me hubiera advertido antes, que para conocer la esencia de las cosas es preciso desprenderse de la vista, el oído y por así decirlo, del cuerpo entero...
Jamás me habría dejado traicionar por mis ojos cuando, fijándose en un punto, me obligaron a cortar todo romanticismo, preguntando -a quien pudo ser el amor de mi vida-, si ese lunar (que alberga tres pelos en su mejilla) era extirpable."

1 comentario:

Manuelita dijo...

Jajaj...si que sabes hacerte querer.
Clap clap.
Besototes con "ho ho ho"