La aventura del hombre.
Examinaba una especie con su lupa, y le resultaba estúpidamente extraña: Uno tenía un poco de alimento en sus mandíbulas, pero en lugar de comerlo, corría para entregárselo (entero), a otro que se lo reclamaba. Éste, a su vez, lo mezclaba con algunas sobras, y dándole dos o tres mordidas, se lo entregaba rápidamente a otro que se lo exigía. Quien lo recibía, volvía a mezclarlo con más sobras que guardaba, y se comía brutalmente una bola sobredimensionada de alimento, quedando inmóvil por su gula. Una vez que puede moverse, recoge todas las sobras, las pone en venta... el primero las compra... y este cuento parece no tener final.
2 comentarios:
Parece una fábula de nuestro sistema de Gobierno. Auque no se encuentra explicita, la moraleja nos atropella a diario.
Como siempre, muy bueno lo tuyo.
Estimado S/N: ¡Me alegro que te guste! Tenés mucha razón en que la moraleja nos atropella a diario. Eso mismo me hace pensar que pararnos ante comportamientos incontrolables, puede ralentizar nuestras metas, con su continuo atropello.
¡Muchas pilas!
¡Gracias por el comentario!
Santi.
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